Toki with the Ducks | Toki con los patos
English
The morning woke up crisp and clear by Lake Taupo. We signed up for a cruise to the rock carvings and bundled up because it was freezing! That morning, I decided to wear my toki, a precious taonga (treasure) that Kuki and Tania had given me several years past. The smooth and shiny carved stone hung tightly around my neck; I wore it for protection. As we embarked our cruise from a nearby pier on the Lake, we noticed the volcanoes of Tongariro National Park in the distance, covered with the whitest snow, the color of the toki. I felt calm and happy to be with Mary Ellen. We both had high expectations about this beautiful day. There were so few people with us. It was amazing to have a quiet experience during the off season, with perfect weather. The waters of Lake Taupo are crystal clear and turquoise. Ducks love to dive straight down towards the algae to catch their meal. After seeing the carvings and turning back towards the pier, we enjoyed a relaxing time in the boat with hot chocolate. We had our scarves and hats on, since the morning was refusing to warm up. Upon arrival, our boat docked very close to the pier. We needed only to step over a very narrow gap that separated our boat from land, about 6 inches. Through this small gap, to the depths of the turquoise waters, my toki fell. The boat captain gasped. “What are the odds?!” – he said. According to my husband, if things happen, it means that the odds were 100%. I felt surprisingly at ease, looked down to where the toki had disappeared, and stepped off the boat. When I wrote to Kuki and Tania about it, Kuki thought that the occurrence may be a tohu, or sign, that the dream to build a Māori astronomy center should be located in Lake Taupo on the west coast where there is no development and where they own a bit of land. I still think of the toki, and wonder if the ducks try to eat it, or nudge against it. I am comforted by the knowledge that, to my dying day, I will always know where it is.
Español
La mañana se despertó fresca y clara junto al lago Taupo. ¡Nos inscribimos para un crucero a las tallas de roca y nos abrigamos porque hacía mucho frío! Esa mañana, decidí usar mi toki, un precioso taonga (tesoro) que Kuki y Tania me habían regalado hace varios años atrás. La piedra tallada lisa y brillante colgaba ajustadamente de mi cuello. La usé para protección. Cuando embarcamos en nuestro crucero desde un muelle cercano en el lago, notamos a lo lejos los volcanes del Parque Nacional de Tongariro, cubiertos con la nieve más blanca, del color del toki. Me sentí tranquila y feliz de estar con Mary Ellen. Ambas teníamos grandes expectativas sobre este hermoso día. Había tan poca gente con nosotras. Fue increíble tener una experiencia tranquila durante la temporada baja de turismo, con un clima perfecto para apreciar la belleza del entorno natural. Las aguas del lago Taupo son cristalinas y turquesas. A los patos les encanta sumergirse directamente hacia las algas para atrapar su comida. Después de ver las tallas y de regreso al muelle, disfrutamos de un momento relajante en el barco con chocolate caliente. Teníamos nuestras bufandas y sombreros puestos, ya que la mañana se negaba a calentarse. Al llegar, nuestro bote atracó muy cerca del muelle. Solo necesitábamos cruzar un espacio muy estrecho que separaba nuestro bote de la tierra, no más de 10 centímetros. A través de esta pequeña ranura cayó mi toki, precipitándose hasta las profundidades de las aguas turquesas del lago Taupo. El capitán del bote quedó boquiabierto. “¡¿Cuáles son las probabilidades?!”, él dijo. Según mi esposo, si las cosas suceden, significa que las probabilidades eran del 100%. Me sentí sorprendentemente a gusto, miré hacia donde había desaparecido el toki y bajé del bote con una leve sonrisa en mis labios. Cuando le escribí a Kuki y Tania al respecto, Kuki pensó que el hecho podría ser un tohu, o una señal, de que el sueño de construir un centro de astronomía maorí debería estar ubicado en el lago Taupo, en la costa oeste, donde no hay desarrollo y donde ellos son dueños de un terreno. Todavía pienso en el toki, y me pregunto si los patos intentarán comérselo o empujarlo. Me consuela saber que, hasta el día de mi muerte, siempre sabré dónde se encuentra.