Franz Josef Glacier | Glaciar Franz Josef

English

We stayed overnight at the little west coast town of Franz Josef to be able to easily visit the eponymous glacier. That evening we ate at Alice May Restaurant, owned by the great granddaughter of Alice May Parkinson, of historical interest. “Alice Parkinson was frequently stereotyped as villain, heroine or victim. She appears now as a woman driven to solve her problems by violence, whose efforts resulted in tragedy.” The restaurant is an interesting collection of memorabilia about Alice May.

Español

Pasamos la noche en la pequeña ciudad de Franz Josef, en la costa oeste, para poder visitar fácilmente el glaciar del mismo nombre. Esa noche cenamos en el restaurante Alice May, propiedad de la bisnieta de Alice May Parkinson, de interés histórico. “Alice Parkinson fue frecuentemente estereotipada como villana, heroína o víctima. Ahora aparece como una mujer impulsada a resolver sus problemas con violencia, cuyos esfuerzos resultaron en tragedia”. El restaurante es una interesante colección de recuerdos sobre Alice May.

That evening Mary Ellen and I ventured out to see the stars because the Moon was below the horizon and the sky was clear. We drove as far as we could towards the entrance to the glacier trail and stopped the car. Within a few minutes of stepping outside into the darkness to get our eyes dark adapted, we were awestruck. Never had I seen a night sky as dark, or stars as beautiful, as we experienced that night. It is hard for me to find the words to describe or define what we saw. There was indeed a giant moa embedded in the Milky Way, with shining eyes, long neck, oval body, and long legs trailing behind. This experience recalled, with contrasting effect, an early June article on Scientific American titled: “SpaceX’s Starlink Constellation could swell by 30,000 more satellites.” The news had sent outrageous chills of concern up my spine. What would the night sky look like for our children’s children? The situation is bad enough now, with serious light pollution from cities and 2000 operating satellites orbing Earth. The SpaceX plans would overwhelm the 5000 visible stars. For urbanites, the presence of tens of thousands of satellites in the sky may go largely unnoticed, but for astronomers and indigenous cultures that depend on being able to see the real constellations in the night sky for research, navigation, agriculture, ceremonies, and traditional calendaring, the impact will be devastating. Efforts by the International Dark Sky Association and the International Astronomical Union as well as other professional and amateur astronomy societies around the world have expressed outrage; however, the fact remains that the irresponsible and shortsighted plans and actions of these profit-making companies will usurp from all of us our human right to be able to see the stars, and to strengthen our connection with our fundamental origins – the very building blocks of our existence.

Esa noche, Mary Ellen y yo nos aventuramos a ver las estrellas porque la Luna estaba debajo del horizonte y el cielo estaba despejado. Manejamos lo más lejos que pudimos hacia la entrada al glaciar y detuvimos el automóvil. A pocos minutos de adaptar nuestros ojos a la oscuridad, quedamos anonadadas y hasta un poco asustadas. Nunca habíamos visto un cielo nocturno tan oscuro, o estrellas tan hermosas, como experimentamos esa noche. Me resulta difícil encontrar las palabras para describir o definir lo que vimos. Sin duda, había un moa gigante incrustado en la Vía Láctea, con ojos brillantes, cuello largo, cuerpo ovalado y patas largas. Esta experiencia me recordó, con un efecto contrastante, un artículo de principios de junio en la revista Scientific American titulado: “La constelación Starlink de SpaceX podría aumentar a más de 30,000 satélites”. La noticia había enviado escalofríos de preocupación por mi columna vertebral. ¿Cómo sería el cielo nocturno para los hijos de nuestros hijos? La situación ya es bastante mala, con una grave contaminación lumínica en las ciudades y 2000 satélites operativos que orbitan la Tierra. Los planes de SpaceX abrumarían a las 5000 estrellas visibles. Para los urbanitas, la presencia de decenas de miles de satélites en el cielo puede pasar desapercibida, pero para los astrónomos y las culturas indígenas que dependen de poder ver las constelaciones reales en el cielo nocturno para investigación, navegación, agricultura, ceremonias y calendarios tradicionales, el impacto será devastador. Los esfuerzos realizados por la Asociación Internacional de Cielos Oscuros y la Unión Astronómica Internacional, así como por otras sociedades de astronomía profesionales y aficionados de todo el mundo, han expresado su indignación; sin embargo, el hecho es que los planes y acciones irresponsables y de poca visión del futuro de estas compañías con fines de lucro usurparán de todos nosotros nuestro derecho humano de poder ver las estrellas y fortalecer nuestra conexión con nuestros orígenes fundamentales: los cimientos mismos de nuestra existencia.


The next morning, we did a 90-minute easy hike that got us within a few hundred yards of the terminal edge of the glacier. It was depressing to read about how much it has receded in recent years. Even though the trail was largely devoid of people, we heard and saw the constant drone of helicopters taking tourists on top of the glacier for hikes on the ice. Mary Ellen and I wondered what the experience would be like during high tourist season and were grateful to be there in late June. We left this beautiful place early to be able to arrive in Queenstown before evening set in. It was a long, tiring drive through spectacularly gorgeous landscape. Feeling exhausted, we finally arrived at our hotel well after dark.

We tried to find a place to park our oversize AWD. After many futile attempts, we saw that there was an unloading zone in the narrow street in front of the hotel, which was mercifully available for us to stop. As soon as we got out of the car, a hospitable bellman emerged through glass doors to help us with our luggage and the myriad belongings that accumulate and scatter in back seats during long road trips. Weary of voice, I asked him where I could park. “Ma’am, your reservation includes complimentary valet parking for your entire stay.” OMG, Yeees! I had made the reservation so long ago that I had forgotten my perfectly conceived choice to include this welcome service. The QT hotel is awesome! The balcony of our room faced the lake and gave us stunning views of the mountains beyond. I also found out during my early morning observations that Matariki could be seen from our bedroom’s very own balcony! Brilliant.

A la mañana siguiente, dimos una caminata de 90 minutos que nos llevó a unos pocos cientos de metros al borde del glaciar. Fue deprimente leer sobre cuánto ha retrocedido en los últimos años. A pesar de que no había casi nadie en el sendero, escuchamos y vimos el constante zumbido de helicópteros que llevaban a los turistas a la cima del glaciar para dar caminatas en el hielo. Mary Ellen y yo nos preguntamos cómo sería la experiencia durante la temporada alta de turismo y agradecimos estar allí a fines de junio. Salimos temprano de este hermoso lugar para poder llegar a Queenstown antes de que cayera la noche. Fue un viaje largo y agotador, pero afortunadamente a través de un paisaje espectacularmente hermoso. Sintiéndonos exhaustas, finalmente llegamos a nuestro hotel bastante después del anochecer.

Intentamos sin éxito de encontrar un lugar para estacionar nuestro corpulento vehículo de doble tracción. Después de muchos intentos inútiles, vimos que había una zona de descarga en la calle angosta frente al hotel, donde por suerte podíamos detenernos un momento. Tan pronto como salimos del automóvil, un asistente hospitalario salió por las puertas de vidrio para ayudarnos con nuestro equipaje y las innumerables pertenencias que se acumulan y se dispersan en los asientos traseros durante los largos viajes por carretera. Con la voz cansada, le pregunté dónde podía estacionar. “Señora, su reserva incluye servicio valet de aparcacoches gratuito durante toda su estadía”. Dios mío, ¡sííí! Había hecho la reserva hace tanto tiempo que olvidé mi elección perfectamente concebida de incluir este servicio de bienvenida. ¡El hotel QT es increíble! El balcón de nuestra habitación daba al lago y nos dio impresionantes vistas de las montañas. También descubrí durante mis observaciones astronómicas de madrugada que Matariki se podía ver desde el balcón de nuestra habitación. Genial.

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