Te Parapara Garden | Jardín Te Parapara

English

Wiremu Puke (Ngati Wairere) welcomed Rachel Wolfgramm and me with a mihi whakatau at Te Parapara in Hamilton Gardens. We sat for a while outside the garden entrance gate sipping Argentinian mate and chatting, when suddenly he pulled his smart phone out of his pocket to share with us his frustration with the technology because “everyone wants to record me with one of these things, then they stop paying attention.” Needless to say, my smart phone stayed in my pocket, used only to take pictures when the moment was right. Wiremu’s straightforward statement saved me from myself—I paid close attention. This important lesson stayed with me for the rest of my stay in New Zealand. Te Parapara, which is a collaborative project between Ngā Mana Toopu o Kirikiriroa Trust, The Parapara Garden Trust, and Hamilton City Council, is a traditional Māori kūmara garden—the only one of its kind in Aotearoa today. Wiremu is the project designer and collaborates with the City Council and Hamilton Gardens interpreters to facilitate activities at the garden that reflect the living knowledge of traditional practices, materials, and ceremonies related to Māori food production and storage. He pointed out that the large palisade surrounding the garden, where celestial guardians stand tall—including Ko Matarki—is unique to this garden’s design. The quality of visibility of the Matariki cluster in winter heralds the bounty of the gardens’ staple crops. The garden’s palisade sets apart the cultivated area from the wild area of the garden. Haumia, deity of wild food plants, accompanies the visitor through Te Ara Whakataukī (the path of proverbs) up to the garden’s gate. Here is where the realm of all cultivated foods begins, thriving under the purview of Rongomātāne, deity of kūmara and other crops. In pre-European times, Te Parapara would have been one among many similar gardens in the Waikato-Tainui area, which is famous in Aotearoa for its horticultural traditions. Te Parapara takes its name from a large Māori settlement, or pā, that was located at the center of Hamilton Gardens. Kūmara was brought by Polynesian navigators from South America to their tropical islands much earlier than the time of Māori southerly migrations. Māori ancestors brought taro, kūmara, and other cultivated plants to Aotearoa, where farming techniques had to be adjusted to colder climates and different soil conditions. For example, the soil of the mounds where kūmara is planted was modified to ensure good drainage and optimal levels of moisture appropriate for sub-tropical regions. Te Parapara has several beautifully carved structures, including a pātaka (large, raised storage house), whatarangi (smaller storage house for the most sacred taonga, or treasures, including food for the spirits or for a tapu or sacred person) and ruakūmara (a sweet potato storage pit). Pātaka were used as storehouses for preserved and dried foods and for tools, implements, vessels, and garments. It reminded me of the storehouses called “qolqa” in the Andes of Peru that the Inka built by the thousands in the 1500s. Qolqa were part of an infrastructure along the Qhapaq Ñan, or Great Inka Road, to support storage and redistribution of food across the entire Tawantinsuyu (what the Inka called their “empire,” meaning “four parts together” in the Quechua language). Significantly, “qolqa” is one of the Quechua names for the Pleiades. While qolqa are very plain in adornment, the carved structures in Te Parapara feature human forms and deities displaying fertility symbols to support the garden’s growth and production. The stars and the Moon play important roles in the growth of cultivated foods, and the Tangaroa phase of the Moon (past third quarter and before new moon) is the best time to plant tubers. Kūmara is typically planted in late October, between the September equinox and the December solstice, when Matariki rises above the eastern horizon at nightfall (acronychal rising), making the cluster visible throughout the night. One hundred and fifty days later, the celestial indicators for getting the ruakūmara in good order and preparing to lift the crop include the first appearance of Whānui (Vega) and of Poutū-te-rangi (Altair) in the eastern horizon before dawn. According to Māori traditional knowledge, Whānui gave unto them the kūmara. Proverbs speak of the astronomical-agricultural connection between Matariki, Whānui, kūmara, and the yearly cycle of growth.

“Hauhake tū, ka to, Matariki” or “The harvest ends when Matariki sets.” This proverb explains how the heliacal setting (disappearance behind the Sun) of Matariki in late April is a sign to ensure the harvest has ended before winter sets in.

“Ka puta Matariki, ka rere Whānui, ko te tohu o te tau” or “Matariki appears as Whānui flees; this is the sign of the new year.” Astronomically, Whānui sets (or flees) in the west as Matariki is seen in the evening sky.

 
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Español

Wiremu Puke (Ngati Wairere) nos recibió a Rachel Wolfgramm y a mí con un mihi whakatau en Te Parapara en Hamilton Gardens. Nos sentamos un rato afuera de la entrada del jardín, bebiendo mate argentino y conversando, cuando de repente sacó su teléfono inteligente de su bolsillo para compartir con nosotros su frustración con la tecnología porque “todos quieren grabarme con una de estas cosas, luego dejan de prestar atención”. No hace falta decir que mi teléfono inteligente permaneció en mi bolsillo, solo tomé fotos cuando era el momento adecuado. La declaración directa de Wiremu me vino muy bien, presté mucha atención. Esta importante lección permaneció conmigo durante el resto de mi estadía en Nueva Zelanda. Te Parapara, que es un proyecto de colaboración entre Ngā Mana Toopu o Kirikiriroa Trust, The Parapara Garden Trust y el municipio de Hamilton, es un jardín tradicional de kūmara maorí, el único de su clase en Aotearoa en la actualidad. Wiremu es el diseñador del proyecto y colabora con las autoridades del municipio y con los intérpretes de Hamilton Gardens para facilitar que las actividades en el jardín reflejen el conocimiento vivo de las prácticas, materiales y ceremonias tradicionales relacionados con la producción y almacenamiento de alimentos maoríes. Señaló que la gran empalizada que rodea el jardín, donde se yerguen los guardianes celestiales, incluido Ko Matarki, es exclusiva del diseño de este jardín. La calidad de la visibilidad del cúmulo de Matariki en invierno anuncia la abundancia de los cultivos básicos de los jardines. La empalizada del jardín divide el área cultivada del área silvestre del jardín. Haumia, deidad de las plantas alimenticias silvestres, acompaña al visitante a través de Te Ara Whakataukī (el camino de los proverbios) hasta la puerta del jardín. Aquí es donde comienza el reino de todos los alimentos cultivados, prosperando bajo el alcance de Rongomātāne, deidad de kūmara y otros cultivos. En tiempos preeuropeos, Te Parapara habría sido uno de los muchos jardines similares en el área de Waikato-Tainui, que es famosa en Aotearoa por sus tradiciones hortícolas. Te Parapara toma su nombre de un gran asentamiento maorí, o pā, que se encontraba en el centro de Hamilton Gardens. Kūmara fue traído por navegantes polinesios de Sudamérica a sus islas tropicales mucho antes de la época de las migraciones maoríes hacia el sur. Los antepasados ​​maoríes trajeron taro, kūmara y otras plantas cultivadas a Aotearoa, donde las técnicas de cultivo tuvieron que ajustarse a climas más fríos y diferentes condiciones del suelo. Por ejemplo, el suelo de los montículos donde se planta la kūmara se modificó para garantizar un buen drenaje y niveles óptimos de humedad apropiados para las regiones subtropicales. Te Parapara tiene varias estructuras bellamente talladas, incluyendo un pātaka (casa de almacenamiento elevada, grande), whatarangi (casa de almacenamiento más pequeña para los taonga, o tesoros, más sagrados, que incluyen alimentos para los espíritus o para una tapu o persona sagrada) y ruakūmara (un recinto para el almacenamiento de la kūmara). Los pātaka se usaban como almacenes de conservas y alimentos secos y para herramientas, instrumentos, vasijas y prendas de vestir. Me recordó a los almacenes de alimentos, herramientas y otros objetos llamados “qolqa” en los Andes del Perú que los Inka construyeron por miles en el siglo XVI.

 Qolqa eran parte de una infraestructura a lo largo del Qhapaq Ñan, o el Gran Camino Inka, para apoyar el almacenamiento y la redistribución de alimentos en todo el Tawantinsuyu (lo que los Inka llamaron su “imperio”, que significa “cuatro partes juntas” en el idioma quechua). De manera significativa, “qolqa” es uno de los nombres quechuas para las Pléyades. Si bien los qolqa son muy simples en términos de la decoración, las estructuras talladas en Te Parapara presentan formas y deidades humanas que muestran símbolos de fertilidad para apoyar el crecimiento y la producción del jardín. Las estrellas y la Luna juegan un papel importante en el crecimiento de los alimentos cultivados, y la fase de la Luna en Tangaroa (pasado el cuarto menguante y antes de la luna nueva) es el mejor momento para plantar tubérculos. Kūmara se planta típicamente a fines de octubre, entre el equinoccio de septiembre y el solsticio de diciembre, cuando Matariki sale por encima del horizonte oriental al anochecer (orto acrónico), haciendo que el cúmulo se mantenga visible durante toda la noche. Ciento cincuenta días después, los indicadores celestes para poner a los ruakūmara en buen estado y preparar la cosecha incluyen la primera aparición de Whānui (Vega) y de Poutū-te-rangi (Altair) en el horizonte oriental antes del amanecer. Según el conocimiento tradicional maorí, Whānui les dio la kūmara. Los proverbios hablan de la conexión astronómica agrícola entre Matariki, Whānui, kūmara y el ciclo anual de crecimiento.

“Hauhake tū, ka to, Matariki” o “La cosecha termina cuando Matariki se pone”. Este proverbio explica cómo la puesta helíaca (desaparición detrás del Sol) de Matariki a fines de abril es una señal para garantizar que la cosecha haya terminado antes de que llegue el invierno.

“Ka puta Matariki, ka rere Whānui, ko te tohu o te tau” o “Matariki aparece cuando Whānui huye; esta es la señal del Año Nuevo”. Astronómicamente, Whānui se pone (o huye) en el oeste cuando Matariki se manifiesta en el cielo nocturno.