Matariki Appeared! | ¡Matariki se manifestó!

English

The alarm went off at 5 AM. I had a good feeling, so I did not push the snooze button. I walked outside to find clear skies overhead. It was time to go catch Matariki in the act! I texted my husband: “I am off to try to see Matariki! Will report later.” I drove to my viewing spot near Man o’ War Bay, arriving 40 minutes before sunrise.  It was breezy. I texted my family on WhatsApp to let them know I was there and peeled out my binoculars. “I am at the lookout. Waiting for Venus to rise and the Moon to get lower in the west. We’ll see.” Exactly 10 minutes later, I texted John again: “Just saw it with my binoculars!!!! I am so happy!! Upside down. As it should be in the South!” [It was 7:06 AM local time]. My husband texted back: “Great!!” As I write this, I get goose bumps, just like I did then, from the chill of the wind and the thrill of seeing what I had come to New Zealand to observe. Almost two years after submitting the Fulbright application, my dream to see Matariki rise came true. And I had the best company to share the moment, my husband of 42 years, who is always with me in spirit, if not in person (he does not like to travel!). I stayed at the lookout for another hour to enjoy the sunrise. What a gorgeous place! My husband said: “Pretty.” That evening, after returning to Auckland from Waiheke, my friends Rachel, Jim, Kuki, and Tania joined me for a farewell dinner at Masu. They made a special Matariki dessert for us. A great ending to a great journey.

Español

La alarma sonó a las 5 AM. Tenía un buen presentimiento, así que no presioné el botón de repetición. Salí para encontrar cielos despejados. ¡Era hora de pillar a Matariki en el acto! Le envié un mensaje de texto a mi esposo: “Voy a tratar de ver a Matariki! Me reportaré más tarde.” Manejé hasta mi punto de observación cerca de Man o ’War Bay, llegando cuarenta minutos antes del amanecer. Estaba ventoso. Le envié un mensaje de texto a mi familia en WhatsApp para hacerles saber que estaba allí y saqué mis binoculares. “Estoy en el punto de observación. Esperando que salga Venus y que la Luna baje en el oeste. Ya veremos.” Exactamente diez minutos después, le envié un mensaje de texto a John nuevamente: “¡¡¡¡Acabo de ver a Matariki con mis binoculares!!!! ¡Estoy tan feliz! Al revés. ¡Como debe de ser en el hemisferio sur! [Eran las 7:06 AM hora local]. Mi esposo me respondió: “¡Genial!” Mientras escribo esto, se me pone la piel de gallina, como me pasó entonces, por el frío del viento y la emoción de ver lo que había venido a observar a Nueva Zelanda. Casi dos años después de enviar la solicitud de beca a Fulbright, mi sueño de ver salir a Matariki, el cúmulo estelar de las Pléyades, las Siete Cabritas de mi infancia, se hizo realidad. Y tuve la mejor compañía para compartir el momento, mi esposo de 42 años, que siempre está conmigo en espíritu, si no en persona (¡no le gusta viajar!). Me quedé en el puesto de observación durante otra hora para disfrutar del amanecer. ¡Qué lugar tan hermoso! Mi esposo dijo: “Lindo”. Esa noche, después de regresar a Auckland desde Waiheke, mis amigos Rachel, Jim, Kuki y Tania se unieron a mí para una cena de despedida en el restaurante japonés Masu. Hicieron un postre especial festejando a Matariki para nosotros. Un gran final para una gran experiencia.