Te Waka o Rangi

English

Our alarms went off at 5 AM. Rachel and I had set both our phones to wake up early since we knew we’d need a backup. Jim kindly went to pick up Aroha at her rented house nearby, so we could all step outside before dawn in Tamahere to see Te Waka o Rangi with Matariki on its prow. In the Ngāi Tūhoe tradition, Matariki, particularly the star Pōhutukawa, relates to death. During Matariki period in the month of Pipiri during the Tangaroa phase of the Moon, when the cluster rises near the Sun before dawn, Matariki emerges in a horizontal line above the horizon together with a group of important Māori celestial objects. Looking toward the eastern horizon, beginning with Matariki on the left (north), they are: Te Kokotā (the Hyades in Taurus), Tautoru (the belt of Orion), Te Hao o Rua (Orion’s nebula), Puanga (Rigel in Orion), and Takurua (Sirius in Canis Major). The group forms Te Waka o Rangi (the canoe of the sky), whose captain is Taramainuku. This great celestial canoe carries a large net that Taramainuki casts down towards the Earth while Matariki is visible in the night sky during the year, gathering the souls of the departed. Taramainuki carries the souls collected during the year behind the canoe, and when Matariki rises heliacally after a brief period of invisibility due to its proximity to the Sun lasting about a month, the captain releases the souls into the sky so they can become stars.   

“Ko Matariki te kaitō ite hunga pakeke ki te pō.” (Matariki draws the frail into the endless night.)

Rachel, Aroha, Jim, and I watched Te Waka o Rangi rise before dawn. The individual stars in Matariki were far apart, bright, and sharp, promising a good harvest in the months ahead. We sang to Matariki and thought about the wairua (souls) our loved ones who are stars in the heavens.

After breakfast, we went to the Waikato-Tainui Kirikiriroa Marae (community house) for a gathering of the Te Ha Alliance for Indigenous Solidarity. We, the manuhiri (visitors), were greeted by the tangata whenua (people of the land) with a formal pōwhiri (welcome to the Marae). I had the honor of walking into the Marae first with other elder women, as protocol requires, arm in arm with Rachel and Aroha. Later, we sang a Matariki waiata together during the visitor’s response to the whaikōrero (speeches). It was deeply special, and I felt prepared and supported, particularly by the strength of Matariki, which I had accompanied in mind, body, and spirit during the past two months. I had the grace of control to embrace the moment with the responsibility and honor that the experience asked of me. A wonderful meal in the whare kai (eating house) and rich discussions in the wharenui (meeting house) followed. Together with Mary Ellen and Ahora, we left for the airport and Auckland city, respectively, since Mary Ellen would stay a few more days. It was particularly meaningful and heartwarming for me to have Mary Ellen with me. We were together as mother and daughter in Aotearoa, hosted and cared for by our Māori friends who generously opened their hearts for us to become whānau. My whānau at home welcomed me with open arms.

Español

Nuestras alarmas sonaron a las 5 AM. Rachel y yo habíamos configurado nuestros teléfonos para despertarnos temprano, ya que sabíamos que necesitaríamos un refuerzo. Jim tuvo la amabilidad de ir a recoger a Aroha a su casa alquilada cerca de donde estábamos, para que todos pudiéramos salir antes del amanecer en Tamahere para ver a Te Waka o Rangi con Matariki en su proa. En la tradición Ngāi Tūhoe, Matariki, particularmente la estrella Pōhutukawa, se relaciona con la muerte. Durante el período de Matariki en el mes de Pipiri durante la fase de Tangaroa de la Luna, cuando el cúmulo sale cerca del Sol antes del amanecer, Matariki emerge en una línea horizontal sobre el horizonte junto con un grupo de importantes astros maoríes. Mirando hacia el este y el horizonte, comenzando con Matariki a la izquierda (norte), se manifiestan: Te Kokotā (las Híades en Tauro), Tautoru (el cinturón de Orión), Te Hao o Rua (nebulosa de Orión), Puanga (Rigel en Orión) y Takurua (Sirio en Canis Mayor). El grupo forma Te Waka o Rangi (la canoa del cielo), cuyo capitán es Taramainuki. Esta gran canoa celestial lleva una gran red que Taramainuki arroja hacia la Tierra, mientras que Matariki es visible en el cielo nocturno durante el año, reuniendo las almas de los difuntos. Taramainuki carga las almas recolectadas durante el año detrás de la canoa, y cuando Matariki sale en su orto helíaco después de un breve período de invisibilidad debido a su proximidad al Sol que dura aproximadamente un mes, el capitán libera las almas en el cielo para que puedan convertirse en estrellas.

Ko Matariki te kaitō ite hunga pakeke ki te pō” (Matariki atrae a los frágiles o delicados a la noche interminable).

Rachel, Aroha, Jim y yo vimos a Te Waka o Rangi salir antes del amanecer. Las estrellas individuales en el cúmulo Matariki estaban muy separadas, brillantes y nítidas, prometiendo una buena cosecha en los próximos meses. Le cantamos a Matariki y pensamos en las wairua (almas) de nuestros seres queridos que son estrellas en los cielos.  

Después del desayuno, fuimos a Waikato-Tainui Kirikiriroa Marae (casa comunitaria) para una reunión de la Alianza Te Ha para la Solidaridad Indígena. Nosotros, los manuhiri (visitantes), fuimos recibidos por los tangata whenua (la gente local) con un pōwhiri formal (bienvenida al Marae). Tuve el honor de entrar al Marae primero con otras mujeres mayores, como lo requiere el protocolo, del brazo de Rachel y Aroha. Más tarde, cantamos la waiata (canción) de Matariki juntas durante la respuesta de los visitantes a los whaikōrero (discursos) de los anfitriones locales.

Fue profundamente emotivo, y me sentí preparada y apoyada, particularmente por la fuerza de Matariki que me había acompañado en mente, cuerpo y espíritu durante los últimos dos meses. Tuve la gracia de acoger el momento con la responsabilidad y el honor que me exigió la experiencia. Siguió una comida maravillosa en la whare kai (casa de la comida) y ricas discusiones en la wharenui (casa de reuniones). Junto con Marielena y Aroha, salimos para el aeropuerto y la ciudad de Auckland, respectivamente, ya que Mary Ellen se quedaría unos días más. Fue particularmente significativo y conmovedor para mí tener a Mary Ellen conmigo. Estuvimos juntas como madre e hija en Aotearoa, acogidas y atendidas por nuestros amigos maoríes que generosamente abrieron sus corazones para que nos convirtiéramos en whānau (familia). Mi whānau en casa me recibió con los brazos abiertos.

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